Módulo: Salidas profesionales

Índice del Curso

Tema 1 - En la sanidad pública

PUNTOS CLAVE
  • Las médicas y médicos de familia disponemos de una formación que nos capacita para trabajar en ámbitos muy diversos. 
  • Dependiendo de las aptitudes y/o predisposición de cada médico de familia, el ejercicio profesional se realizará en un ámbito diferente. Así lo permite nuestra multidisciplinar y amplia formación.
  • En la actualidad, pese a que las condiciones de estabilidad no son las deseables, la disponibilidad de empleo y la versatilidad de nuestra formación nos permite un amplio abanico de posibilidades. 
  • Sería deseable una mayor puesta en valor de nuestra formación como aquella que sustenta el eslabón fundamental del sistema sanitario.

La especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria nos abre a los médicos de familia jóvenes un amplio abanico de posibilidades laborales, lo cual debería suponer un aliciente y un estímulo. Nos dota de un perfil capaz de desarrollar nuestro trabajo en ámbitos diversos, dependiendo de nuestras habilidades o apetencias, desde la consulta de Atención Primaria (AP) hasta las urgencias (las dos especialidades mayoritarias), pasando por una considerable diversidad de opciones; las cuales desglosaremos en este capítulo.

Centros de Atención Primaria. Es, teóricamente, la función para la que hemos sido preparados. En muchos casos, una salida profesional que tardará tiempo en consolidarse en las condiciones idóneas para la propia satisfacción profesional y para el desarrollo pleno como médicos de familia. Lo más común, al terminar la especialidad, es realizar sustituciones, en el mejor de los casos por bajas largas, y también son frecuentes los contratos de corta duración en los que resulta difícil conocer el cupo y el entorno y mantener la continuidad asistencial. Por eso no es extraño simultanear, en estos momentos iniciales, esta labor con la realización de guardias de urgencias en el ámbito extrahospitalario.

Pediatría de Atención Primaria. Dada la escasez actual de pediatras, en especial en el entorno asistencial de AP, es común que los médicos de familia seamos contratados como pediatras, ya que nuestra formación nos permite defendernos en este entorno. No obstante, no somos especialistas en pediatría. Y aunque muchos de los problemas agudos de salud en niños los asumimos nosotros, también en el entorno de la urgencia extrahospitalaria, en caso de querer continuar con este desempeño profesional, es recomendable complementar nuestra formación con una específica en puericultura.

Urgencias hospitalarias. Un amplio porcentaje de médicos que trabajan en los servicios de urgencias hospitalarios son médicos de familia. Esto viene propiciado por el hecho de no haber una especialidad con formación específica para urgencias, y por ser la Medicina de Familia la más vinculada por tiempo de formación en este ámbito. Es una salida laboral atractiva para un amplio sector de los médicos de familia, en especial en los primeros años de trabajo. Requiere formación y soltura específica en el manejo de la urgencia vital. La jornada laboral se estructura en guardias, mayoritariamente de 17 o 24 horas. En centros hospitalarios con función docente, se asume la formación de médicos residentes.

Urgencias extrahospitalarias (en el ámbito de la AP). Consiste en realizar guardias en el entorno de AP fuera del horario de atención ordinaria. Acaba resultando un cajón de sastre en el que poder mostrar la «versatilidad» del médico de familia: atención continuada (consultas «fuera de hora»), problemas agudos de salud, atención pediátrica e, incluso, urgencia vital. En medio urbano se circunscribe prácticamente a una atención continuada, pero en el medio rural o entornos alejados de medios hospitalarios se presta al desempeño de una labor más diversa, que incluye la atención a problemas de salud mucho más variados, incluyendo la emergencia y traslado de pacientes críticos a centros hospitalarios. Constituye un ámbito exclusivo de los médicos de familia, dado que es la única especialidad que aborda todos los problemas de salud en el entorno en el que se presentan, cualquiera que sea este.

Centrales de coordinación de urgencias y emergencias. Las centrales que coordinan los recursos en las urgencias extrahospitalarias (112, 061) están gestionadas entre otros profesionales (teleoperadores, locutores, etc.) por médicos, muchos de ellos de familia. En este tipo de trabajo es común el desempeño de consulta telefónica sobre consejos de salud y la atención inmediata telefónica a la urgencia y emergencia. Es un trabajo que requiere templanza y serenidad, porque de ello dependerá una buena gestión de los recursos. El médico responsable de la atención tendrá que decidir con la mayor solvencia y premura posible el tipo de recurso que precisa el solicitante de atención: consejos, atención domiciliaria demorable, una ambulancia o un recurso medicalizado. Es un trabajo habitualmente bien remunerado, pero adolece de la ausencia de contacto físico con los pacientes.

Dispositivos asistenciales de urgencias y emergencias (UVI móviles, helicópteros, etc.). Además del trabajo en recursos coordinadores, los médicos de familia tenemos un importante nicho de empleo en los recursos medicalizados, tanto en ambulancias como en helicópteros. Resulta un trabajo especializado en el manejo de la urgencia vital, en el que las habilidades se orientan en una única dirección, muy específica: el manejo agudo de patologías que pueden comprometer la vida. Habitualmente, es un trabajo bien remunerado, con poca carga de jornada laboral. Esta se realiza en guardias, que suelen ser de 24 horas. Requiere formación específica y periódicamente actualizable.
 
Hospitalización a domicilio unidades de paliativos. En las unidades de HADO es común encontrar también especialistas en medicina de familia. No en vano la rotación por estas unidades se incluye en ocasiones en nuestro trayecto formativo. El grueso de la actividad que se realiza en estas unidades son los cuidados paliativos, que se pueden organizar, en algunos casos, como unidades independientes. En este caso, la formación y sensibilidad requeridas no se encaminan hacia problemas agudos, sino hacia habilidades en la comunicación, gestión de emociones y control de síntomas al final de la vida, así como acompañamiento en la muerte digna.

Técnicas de salud. Se trata del lugar idóneo para médicos de familia con formación e interés en la investigación, la epidemiología y la salud pública, así como en gestión sanitaria. En muchas ocasiones, el puesto es desempeñado por un especialista en medicina preventiva y salud pública, pero a menudo es un médico de familia el que desempeña esta función. Son de especial interés los empleos vinculados a unidades docentes de AP por su conocimiento de programa y su estímulo y apoyo a la investigación entre los residentes.

Otras unidades de la sanidad pública. Sin tener formación específica, pero gracias a la versatilidad de nuestro programa de formación, hay médicos de familia desempeñando funciones en centros de orientación familiar, unidades de infecciosas, unidades específicas de hipertensión arterial o de manejo de factores de riesgo cardiovascular, etc.

Administración sanitaria pública. En muchas ocasiones, los médicos de familia, especialmente aquellos con formación epidemiológica o investigadora, son contratados como técnicos para el desarrollo de programas de salud, para el diseño de acciones en la comunidad, etc.

Instituciones sociosanitarias y residencias. Pese a que la mayoría son instituciones privadas (y en este epígrafe nos encargamos del trabajo en instituciones públicas), las residencias de tercera edad y dispositivos de atención a la dependencia y diversidad funcional son lugares donde el profesional con el perfil idóneo para el manejo de los problemas de salud de los usuarios es el médico de familia. El manejo de la cronicidad y de la dependencia es crucial en este desempeño laboral.

Otros dispositivos públicos. Existen centros de atención afectivo-sexual a gente joven; programas «de calle» con diversos objetivos (desde centros de transfusión y recogida de sangre hasta dispositivos para diagnósticos precoces del virus de inmunodeficiencia humana [VIH], atención a drogodependencias, programas de atención a la exclusión, etc.); médico de atención en centros penitenciarios, de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de infraestructuras aeroportuarias; etc.

Tipos de contratos y situaciones profesionales
El personal que trabaja en la sanidad pública, dentro de las distintas modalidades que engloban los trabajadores de la función pública, se denomina personal estatutario.

Se clasifican, según hayan aprobado una oposición o no, en fijo o temporal. A priori, un joven médico de familia pasará por varios contratos estatutarios temporales hasta la aprobación de una oposición. Estos podrán ser como interinos, eventuales o de sustitución.

Un contrato interino es aquel que se utiliza para cubrir una vacante. Termina cuando esta plaza es ocupada por un estatutario fijo o cuando la plaza se amortiza (deja de considerarse necesaria). Ejemplos de esta situación serían una jubilación o la creación de una nueva plaza que todavía no tiene propietario.

Un contrato de sustitución es aquel que permite cubrir una ausencia durante vacaciones, permisos o bajas. Es, por definición, transitorio. Termina con la reincorporación del sustituido (ya sea fijo, interino o eventual). También se da por terminado el contrato cuando el sustituido pierde su plaza (ya sea por obtención de otra plaza, incapacitación permanente, etc.). Especial interés para el médico de familia joven tiene definir con el contratante las condiciones de sustitución (distribución del trabajo, agenda, etc., dado que, teniendo en cuenta la situación no infrecuente de precaria dotación de personal, no será raro tener que asumir en estos contratos pacientes de varios cupos y situaciones similares).

El contrato eventual se utiliza para cubrir la prestación de servicios temporales (acúmulos de tareas, prestación asistencial complementaria que no puede asumir la plantilla habitual, etc.). Si dura más de 12 meses durante 2 años, debe valorarse si procede crear, con esa carga de trabajo, un contrato de interinidad.

Es especialmente significativo en el momento actual la creciente necesidad de médicos y médicas de familia con formación para ser contratados. Sería recomendable, dada esta circunstancia, la regularización y dignificación de las condiciones de trabajo en este contexto, así como la consolidación de empleo a través de ofertas públicas de empleo por parte de las distintas administraciones sanitarias.

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